\n
\n
![\"\"](\"http:\/\/encargado.cl\/wp-content\/uploads\/2020\/05\/e5.jpg\")
<\/a>\nEl d\u00eda que Laureano cumpli\u00f3 con la edad para subir a la veranada, sab\u00eda que eso cambiar\u00eda su vida, a\u00fan estaba en el colegio pero ten\u00eda que cumplir con su familia de crianceros.<\/p>\n
Para contar la historia del Pollo a la Estacada, me faltan muchas cosas, una cordillera, gallinas de campo, dos fuentes de fierro enlozado, mi abuela y un bracero para que ustedes escuchen este relato.<\/em><\/p>\n Receta hasta ahora in\u00e9dita, que me propuse reproducir con lo que tengo a mano, el resultado muy cercano a lo que prob\u00e9 cuando ni\u00f1o, los 30 de Agosto.<\/em><\/p>\n Ese verano Laureano quer\u00eda invitar a salir a la Rosa Chica que viv\u00eda tres casas m\u00e1s arriba en un pueblo cercano a Quilitapia, ( Punitaqui – Coquimbo ) estaba dispuesto a hablarle, siempre se miraban de lejos y \u00e9l estaba seguro que ella le sonre\u00eda. Salieron a media ma\u00f1ana a pesar de las m\u00faltiples estrategias de Laureano para dilatar la salida. Al final del arreo, en su mula, lleva ropa y enseres; la de su viejo, hombre de pocas palabras, lleva la comida. El d\u00eda transcurri\u00f3 sin pausa, el peque\u00f1o pueblo y cualquier rastro de civilizaci\u00f3n hab\u00edan desaparecido a media tarde, la noche los pillo ya en la cordillera, el viento entre las quebradas compet\u00eda con los suspiros de Laureano.<\/p>\n Ya en la primera majada* comieron algo, al fuego unos choqueros con t\u00e9. Si se quieren acostar, se tapan con la manta negra, dijo uno y todos los m\u00e1s viejos rieron. Ante la cara de duda de los novatos otro sali\u00f3 al rescate, cielo es una manta negra, atacada por 100 mil polillas.<\/p>\n El coraz\u00f3n se le quer\u00eda salir, apretado, tanto por la altura, tanto por la ausencia, su viejo lo miro y sin preguntar que pasaba, le se\u00f1al\u00f3 la mula de la comida; Laureano, all\u00e1 hay algo para ti, lo pasaron a dejar al amanecer, una de las ni\u00f1as de la casa de m\u00e1s arriba.<\/p>\n La sonrisa de Laureano ilumin\u00f3 la noche a su padre y al resto de los arrieros, supieron comprender, que ser\u00eda una noche, de historias y an\u00e9cdotas. Mientras Laureano tomaba dos asaderas de fierro enlozado, una para poner la gallina trozada y la otra como tapa, las sell\u00f3 con arcilla del sector, adentro la gallina adobada con una mezcla de miel, mostaza y ali\u00f1os, un pu\u00f1ado de perejil y cilantro picado, sal.<\/p>\n Las puso bajo las brazas, as\u00ed creo un horno que cocin\u00f3 a la perfecci\u00f3n la gallina, manteniendo todo el jugo, la carne tierna y blanda. Cuando las papas y el camote estaban casi cocidos en otra olla, sac\u00f3 la asadera de las brazas y la puso a fuego vivo, con un golpe certero separ\u00f3 ambas partes y dej\u00f3 que las llamas de fuego doraran las presas, redujo el jugo y sirvi\u00f3 acompa\u00f1ado de papas y camote. Esa noche, los novatos conocieron las historias de cada uno de los apodos de los arrieros, sus nombres de cordillera. Uno, al terminar de comer, mir\u00f3 a Laureano para darle las gracias y vio el bot\u00f3n de rosa, que el nuevo cocinero guardaba en su camisa, se hab\u00eda abierto con el calor de la fogata. “Miren a ese pobre hombre, le est\u00e1 sangrando el coraz\u00f3n” “Est\u00e1 como estacado, respondi\u00f3 otro” todos rieron, incluso el Estacado y su padre.<\/p>\n El Estacado regres\u00f3 hecho un hombre al pueblo, re\u00eda al llegar, cuando de lejos vio a la Rosa chica se bajo avanz\u00f3 hasta ella y le dijo, me lleg\u00f3 tu regalo, espero que me lo sigas mandando cuando estemos casados, obvio dijo ella; “Panes amasados, un atado de perejil y otro de cilantro, canela molida, miel, mostaza, dos gallinas desplumadas en la madrugada y un bot\u00f3n de rosa”. repiti\u00f3 ella como un rezo, mientras se tomaban de la mano para llegar hasta su casa.<\/p>\n Como un rezo, as\u00ed lo escuche yo, cuando cada a\u00f1o la T\u00eda Rosita venia del norte, a celebrar Santa Rosa junto a mi abuela cada 30 de agosto.<\/p>\n Encargado<\/p>\n
\nPero las jugadas del destino dijeron otra cosa, esa ma\u00f1ana se levant\u00f3 temprano, sali\u00f3 hasta la puerta de su casa mirando atento, pero nada, la familia de la casa de m\u00e1s arriba no estaba, incluidas sus hijas, no hab\u00eda mucho que hacer, el ten\u00eda que partir, en tres a cuatro meses m\u00e1s, regresar\u00eda con el pi\u00f1o de cabras.<\/p>\n<\/a><\/p>\n<\/a>Medio corriendo, medio cayendo, avanz\u00f3 hasta la mula, ah\u00ed una bolsa sin nombre ni mensaje, dentro repartidos en pa\u00f1os de cocina y bolsas chicas ven\u00edan panes amasados, un atado de perejil y otro de cilantro, canela molida, miel, mostaza, dos gallinas desplumadas en la madrugada y un bot\u00f3n de rosa.<\/p>\n<\/a><\/p>\n